El cine para adultos ha cambiado algunas de nuestras percepciones en cuestión de sexo. Así, prácticas que en otro tiempo hubieran resultado desagradables, hoy en día están dentro de nuestro repertorio sexual habitual. En algunas de ellas, el semen se ha convertido en un importante protagonista, y es que hemos pasado de encontrar casos de personas con fobia a su propio semen o al ajeno (denominada espermatofobia) y a personas que juegan con él con toda naturalidad. Lo que no todo el mundo sabe, y desde luego no todo el mundo hace, es darle a este conjunto de espermatozoides un uso fuera del ámbito de nuestra sexualidad. Sin embargo, hay algunos pioneros que han hecho del semen un ingrediente vital para sus productos en el ámbito de la belleza, de la cocina y del arte, aligerando la carga de aversión que a veces nos provocan nuestros fluidos corporales. Desdramaticemos el asunto con los otros usos del semen.
Hidrata la piel
No le decimos, por supuesto, que se lo aplique directamente sobre el cutis para un resultado aterciopelado. Pero algunos de sus componentes sí se emplean para la elaboración de solventes productos cosméticos. El hallazgo tiene historia. El semen se lleva utilizando desde hace siglos como un rejuvenecedor natural, sobre todo para el cutis femenino. De esta idea ya hablaba hace tiempo la sexóloga y conocida escritora Valerie Tasso en su libro El otro lado del sexo. En el mismo, relata la historia de las llamadas Tigresas Blancas, “un grupo de mujeres taoístas, cuyo objetivo en la vida es restaurar su juventud y conseguir, como fin último, la inmortalidad espiritual”, todo ello centrándose, principalmente, en la práctica de felaciones. Si bien esta tradición japonesa tiene su fantasía y sus complejidades, Tasso la resume explicando que “la felación, para este grupo de mujeres, aporta unos beneficios para la salud que muchos desconocen y que, si se tuvieran en cuenta, harían que se utilizara mucho más en los juegos sexuales de las parejas y que dejara de verse como un acto sucio. De hecho, provoca la segregación de varias sustancias muy limpias: la saliva, el esperma y el líquido seminal”.
Lo cierto es que parece que el semen puede proporcionar muchos más beneficios de los que se hubieran pensado, y es que como explica la sexóloga esta unión del líquido seminal con el esperma es una sustancia que contiene muchas proteínas, vitamina C, calcio, hierro y fósforo (entre otras cosas…). «Puesto en la cara y en el cuerpo de las Tigresas Blancas, disminuía las arrugas, eliminaba imperfecciones de la piel y les devolvía su tersura”, destaca. La evidencia científica es escasa, pero eso no impide que la industria cosmética se haya subido al carro de sus proclamados beneficios.
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